19/07/2020


Llegaron las vacaciones de invierno!!!

Regalemos a las niñas y niños
momentos compartidos para…
…imaginar…soñar…abrazar...
…descansar…reír…crear...
…cantar…divertirse...
…disfrutar…jugar…construir...
…amar…bailar…compartir!


“Que la infancia transcurra feliz,
que lo demás…
…No Importa Nada!!!”

Los queremos y extrañamos mucho!
Nos vemos pronto!
Personal Directivo y Docente del 
J.I.M. N°4.


Beneficios de la música en los niños y las niñas.

La música es un elemento esencial en el desarrollo y aprendizaje de los/as niños/as. La música no solo ayuda a que nuestros/as niños/as se relajen, sino que también ayuda a desarrollar la memoria y el sentido de coordinación.
Aquellos/as niños/as que crecen escuchando música,  cantando canciones, y moviéndose al ritmo de la música gozan de un mejor sistema sensorial, creando más enlaces en las conexiones neuronales del cerebro.
Estudios demuestran que aquellos/as niños/as que participan activamente en actividades relacionadas con la música son aquellos/as que hacen las mayores conexiones, porque la música en los niños/as provoca:
Ø  Un aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración.
Ø  Mejora la habilidad para la resolución de problemas matemáticos y de razonamiento complejo.
Ø  Hace que los/as niños/as puedan expresarse.
Ø  Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio y el desarrollo muscular.
Ø  Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
Ø  Enriquece el intelecto.
Ø  Hace que los/as niños/as puedan interactuar entre sí.
Ø  Aumenta la auto-estima de los/as niños/as.

La música tiene un efecto profundo en el estado de ánimo, en la inteligencia, en la memoria y en el lenguaje; como también en la salud y en sistema inmunológico.  
El impacto de la música lo vemos todos los días…manipula nuestro estado de ánimo, enriquece nuestras vidas, y envuelve nuestras mentes.

¿Cómo influye la música en nuestros/as niños/as?

Ø  Inteligencia: El escuchar música durante la infancia contribuye a crear ciertos patrones en el cerebro.  Nuestros/as niños/as nacen con billones de neuronas en el cerebro. Si estas neuronas no son utilizadas se pierden con el tiempo.  Que los niños/as reciban estímulo a través de la música hace que más neuronas funcionen en el cerebro…y mientras más neuronas se desarrollen, más fácil se les hará aprender nuevas cosas y desarrollar nuevos talentos.
Ø  Memoria: Los/as niños/as pueden acordarse de música que han escuchado ya desde los tres meses de vida. Además, el escuchar música también ayuda a los/as niños/as a acordarse de cómo hacer ciertas cosas, es decir, que si nuestros/as niños/as aprenden a realizar cualquier tipo de tarea mientras escuchan música, favorece a que la siguiente vez que vuelvan a oír dicha melodía, recuerden con facilidad la tarea realizada y por tanto les sea más fácil volver a reproducirla.
Ø  Entendimiento: El entendimiento y el lenguaje son ayudados por la habilidad de procesar información más rápidamente.  Aquellos/as niños/as que escuchan música de manera regular tienen un mayor CI (Cociente Intelectual).  La habilidad de entender y  procesar el lenguaje se consigue al entender los varios sonidos que crea el lenguaje hablando.  Los/as niños/as que suelen estar expuestos a la música se acostumbran a escuchar diferentes sonidos complejos, los cuales les ayudarán a discernir el lenguaje.
Ø  Emociones: Las emociones y los estados de ánimo están directamente vinculados a la música.  Es difícil para nosotros los adultos sentirnos felices durante una canción triste, como sentirnos tristes con una canción alegre.  Y así mismo es para los/as niños/as.  La música suave los/as ayuda a calmarlos, mientras que la música creativa los/as ayuda a estimularlos/activarlos.
Ø  Salud: La música puede tener un impacto poderoso en la salud. La música ayuda a restaurar las respiraciones, las cuales nos calman físicamente y nos ayuda con la presión arterial y los latidos cardíacos. La música también tiene el efecto de aliviar el dolor y promover la mejora física.


A cantar...
A bailar...
A divertirse!!!

Chacarera jeringosa.


Santo remedio...
...Canción para curar las rabietas y los enojos...


Silvina





CUENTO:
“El club de los perfectos”
de Graciela Montes.


Hay gente que ya está cansada de que yo cuente cosas del barrio de Florida. Pero no es culpa mía: en Florida pasa cada cosa que una no puede menos que contarla.

Como la historia esa del Club de los Perfectos.
Porque resulta que los perfectos de Florida decidieron formar un club.
Alguno de ustedes preguntará quiénes eran los Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera puede imaginárselos.
Por ejemplo, los Perfectos no son gordos pero tampoco son flacos.
No son demasiados altos, y mucho menos petisos.
Tienen todos los dientes parejos y jamás de los jamases se comen las uñas.
Nunca tienen pie plano ni se hacen pis encima.
No son miedosos. Ni confianzudos.
No se ríen a carcajadas ni lloran a moco tendido.
Los Perfectos siempre están bien peinados, siempre piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena.


Hay que reconocer que los Perfectos de Florida no eran muchos que digamos.
Es más, eran muy pocos. Tan pocos que había calles, como Agustín Álvarez, donde no podía encontrarse un Perfecto ni con lupa. Pero –pocos y todo–decidieron formar un club porque todo el mundo sabe que a los Perfectos sólo les gusta charlar con Perfectos, comer con Perfectos y casarse con Perfectos.
El Club de los Perfectos fue el tercer club de Florida. Los otros dos eran el Deportivo Santa Rita y el Social Juan B. Justo.
El Deportivo Santa Rita era sobre todo un club de fútbol. Los sábados por la tarde se llenaba de floridenses porque los sábados por la tarde se jugaban partidos amistosos con el equipo de Cetrángolo.
El Social Juan B. Justo era el club de los bailes. Los sábados por la noche los floridenses que querían ponerse de novio se reunían a bailar con los Rockeros de Florida entre guirnaldas verdes, rojas y amarillas.


Pero el Club de los Perfectos era otra cosa.
Para empezar, no era ni un galpón ni una cancha. Era una casa en la calle Warnes, con grandes ventanales y una verja alta de rejas negras.
Y en el jardín que daba al frente, nada de malvones, dalias y margaritas, sólo palmeras esbeltas, rosales de rosas blancas y gomeros de hojas lustrosas.
Los sábados por la noche, los Perfectos llegaban al club con sus ropas planchadas y sus corbatas brillantes. Como eran perfectamente puntuales llegaban todos juntos.
Se sentaban alrededor de la mesa con mantel almidonado y vajilla deslumbrante. Comían tranquilos y educados. Masticaban bien. Sonreían. Nunca parecían tener hambre. Ni apuro. Ni sueño. Ni rabia. Ni ganas.
Ni celos. Ni frío.
Tan diferentes eran, que a los floridenses se les hizo costumbre eso de ir a visitar el Club de los Perfectos.
Bueno, visitar es una manera de decir porque al club de los Perfectos sólo entraban Perfectos, y los demás miraban de afuera.


Lo cierto es que, a eso de las siete de la tarde, en cuanto terminaba el partido, los del Deportivo Santa Rita se venían en patota a la calle Warnes y, a eso de las ocho, antes de ir para el baile del Social Juan B. Justo, las parejas de novios pasaban por la calle Warnes para echarles una ojeadita a los Perfectos.
Los floridenses se apretaban todos junto a la verja.
Eran un montón, pero ninguno era perfecto. Estaba doña Clementina, llena de arrugas; el nieto de don Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén, que era petiso; Antonia, llena de pecas… y chicos que usaban aparatos en los dientes, chicos que a veces se comían las uñas, chicos que a veces se hacían pis encima, chicos con mocos, muchachos que clavaban los dientes en los sánguches de milanesa porque tenían hambre y chicas un poco despeinadas porque había viento.
Los sábados por la noche, el Club de los Perfectos estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso que, cuando pasó lo que tenía que pasar, hubo muchos que pudieron contarlo.
Resulta que estaban ahí los Perfectos, tan perfectos como siempre reunidos alrededor de la mesa, perfectamente bronceados porque era verano y perfectamente frescos y perfumados, cuando pasó lo que tenía que pasar.
Pasó una cucaracha.
Una cucaracha lisita, negra, brillante, en cierto modo una cucaracha perfecta, que trepó lentamente por el mantel almidonado y empezó a caminar perfectamente serena, por entre los platos.
El primero que la vio fue un Perfecto de saco blanco y corbata a rayas, perfectamente rubio. La cucaracha se acercaba, pacíficamente, hacia su plato.
El Perfecto rubio se puso de pie… demasiado bruscamente, porque volcó la silla, empujó con el codo el plato decorado, que se estrelló contra el piso, y derramó el vino tinto de su copa labrada sobre la Perfecta de vestido blanco.
La cucaracha entre tanto, posiblemente sorda y seguramente valiente, seguía recorriendo la mesa, desviándose sin sobresaltos cuando se le interponía algún plato.
Los Perfectos en cambio sí que parecían sobresaltados. Había algunos que se subían a las sillas y gritaban pidiendo ayuda, y otros que se comían velozmente las uñas acurrucados en los rincones.
Había algunos que lloraban a moco tendido y otros que, de puro nerviosos, se reían a carcajadas.
El mantel ya no parecía el mismo, lleno como estaba de platos rotos y copas volcadas. Y serena, parsimoniosa, la manchita negra y lustrosa proseguía su camino.


Los floridenses que estaban junto a la reja al principio no entendían. Se agolpaban para ver mejor, los de la primera fila les pasaban noticias a los de atrás. Aníbal, el relator de los partidos amistosos, se trepó a lo alto de la verja y empezó a transmitir los acontecimientos:
–El Perfecto de la Camisa a Cuadros se cae de espaldas. Rueda. Quiere ponerse de pie, trastabilla y cae sobre la Perfecta del Collar de Nácar. La Perfecta del Collar de Nácar pierde la peluca. Se arroja al suelo y camina en cuatro patas tratando de recuperarla. El Perfecto del Traje Azul tropieza con ella, pierde el equilibrio y cae… Cae también su dentadura, que golpea ruidosamente contra la pata de la mesa…
Arrugados, despeinados, manchados y llorosos, los Perfectos fueron abandonando la casa de la calle Warnes. Los floridenses los miraban salir y no podían casi reconocerlos. Algunos estaban pálidos. Otros parecían viejos. Algunos, si se los miraba bien, eran francamente gordos. Y todos, uno por uno, estaban muertos de miedo.
A los floridenses más burlones les daba un poco de risa.
Los floridenses más comprensivos les sonreían y les daban la bienvenida: al fin de cuentas no era tan malo estar de este lado de la reja.
De más está decir que ese mismo día se disolvió el Club de los Perfectos.
Y cuentan en el barrio que los sábados por la tarde algunos de los que fueron sus socios llegan cansados y hambrientos al Deportivo Santa Rita y que otros van, un poco despeinados, al Social Juan B. Justo.
Cuentan también que en la casa de la calle Warnes ahora crecen malvones.
Y parece que así es mucho mejor que antes.







“Todo cabe en un jarrito”

de Laura Devetach.


“La Viejita de un solo diente vivía lejos, lejos, a orillas del río Paraná.
Su rancho era de barro, y el techo de paja tenía un flequillo largo que apenas si dejaba ver la puerta y las dos ventanas del tamaño de un cuaderno.
Vivía sola, pero su casa siempre estaba llena. Si no venían los perros, estaban las gallinas, estaba el loro y la cotorra, que era más entendida que el comisario.

Si no estaba la cotorra, estaba algún vecino viajero. Y no se podía pasar por la casa de la Viejita sin parar a tomar unos mates, porque ella siempre tenía algo para convidar al cansado. Algunas veces sucedió que en las tardecitas calientes se juntaban todos: perros, gatos, loros, chicharras, vecinos de pie o a caballo, vaquitas de San Antonio que se dormían en la higuera y malones de mosquitos que cantaban y querían comer.
Entonces la Viejita sacaba agua fresca del pozo para convidar y cebaba mate mientras canturreaba junto al brasero:
-Todo cabeee
en un jarrito
si se sabeee
a-co-mo-dar.
Por eso tenía tantas visitas.


Pero una tarde empezó a llover. Y dale lluvia, dale lluvia; no se podía ni mirar para arriba porque uno se ahogaba de tanta agua.

Hasta los patos se inquietaron y, medio mareados, se 

metieron en el rancho sacudiendo las colas y haciendo 

cuac y que-te-cuac.

Y se acurrucaron entre los perros que hacía rato habían 

tomado ya posición de lluvia debajo de la mesa.

Cuando llegaban esas tormentas, el río se ponía enorme y 

rebalsaba como un plato de sopa, desparramando 

camalotes, ramas y perros y vacas nadando.




Por eso nadie se sorprendió cuando entraron al rancho la vaca color café, el ternero manchado y un burro.
-Todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar -dijo la Viejita y los empujó hacia un rincón.
Y así fueron llegando el pavo, el chancho, la chancha y los chanchitos, un tatú mulita, dos ovejas y todos los socios más chicos: pulgas, piojos y garrapatas.
-Todo cabe, todo cabe… -iba diciendo la Viejita mientras los acomodaba para que la vaca no pisara al gato ni el gato al cuis, ni el cuis a la iguana.
Además, iba poniendo al cuis lejos del gato para que a éste no se le ocurriera cazarlo. Y a las gallinas lejos de las orugas.
-Todo cabe, todo cabe… -canturreaba acomodando a los animales como en las estanterías de un negocio.
Estaba muy ocupada con el acomodo mientras el agua subía y nadie se quedaba quieto. Los patos y las gallinas se treparon sobre la vaca y en el burro. Los perros estaban sobre la mesa y el jarro de lata de tomar el mate cocido había empezado a flotar como una canoa porque el agua también había trepado a lambetear la mesa.
El río subía y subía y los animales estiraban los cogotes y se ponían en puntas de pie. Chapoteaban, pataleaban y hacían ruido.
Entonces, en medio del alboroto, la gallina se acercó al jarrito de lata que pasaba flotando y pácate, se metió adentro, haciendo saltar también a los pollitos.
– ¡Vamos, vamos, suban! –cacareó, para poder salir de allí y navegar hasta donde estaban las lanchas que venían a sacar gente del río durante la creciente.
– ¡Adentro! –gritó con su voz gruesa la vaquita de San Antonio.
Y todos empezaron a meterse en el jarrito. Los perros, el gato, el loro y la cotorra, la vaca, el burro. Y se acomodaban, se acomodaban. Por ahí había mordiscones, plumas perdidas, arañazos.
Pero finalmente todos se metieron en el jarrito de lata, casi sin respirar. Y tenían que quedarse muy muy quietos para no desacomodar el amasijo de pelos, patas y colas, porque si uno movía una pestaña, saltaban todos los demás.
En medio del batifondo de relinchos, gruñidos y mugidos, el jarro iba acercándose a la puerta para salir y meterse en la correntada. De pronto, la cotorra gritó abriendo apenas el pico por la falta de lugar: – ¿Dónde está la Viejita? ¡No veo a la Viejita!



Y era terrible, porque en el jarro ya no entraba ni el pelo de un gato. Y nadie sabía dónde estaba la Viejita.
-La perdimos –lloraban en susurros apretados.
-Con lloror no gonomos nodo –dijo la vaca moviendo apenas el hocico.
Y todos empezaron a moverse de a poquito, de a poquito hasta que chas, como un corchazo, saltó una ristra de patos que se zambulleron para buscar a la Viejita de un solo diente. Y entonces se oyó un sonido que salía del fondo, pero bien del fondo del fondo.
Era una voz medio amordazada que decía:
-Todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar.
Y ese fondo era el fondo del jarro de lata.
Todos se alegraron con alegrías grandes, pero con risas apretaditas. Los patos se metieron de nuevo y cada cual se enroscó, se aplastó, hizo lugar y el jarro de lata salió por la puerta del rancho. Y navegó, navegó con su carga, en busca de las lanchas que sacan a la gente del río cuando llega la creciente.”



El cuento del día:
“Historia de una Princesa, su papá y el Príncipe Kinoto Fukasuka”
de María Elena Walsh.


“Esta es la historia de una princesa, su papá, una mariposa y el Príncipe Kinoto Fukasuka.
Sukimuki era una princesa japonesa. Vivía en la ciudad de Siu Kiu, hace como dos mil años, tres meses y media hora.


En esa época, las princesas todo lo que tenían que hacer era quedarse quietitas. Nada de ayudarle a la mamá a secar los platos. Nada de hacer mandados. Nada de bailar con abanico. Nada de tomar naranjada con pajita.


Ni siquiera ir a la escuela. Ni siquiera sonarse la nariz. Ni siquiera pelar una ciruela. Ni siquiera cazar una lombriz. Nada, nada, nada. Todo lo hacían los sirvientes del palacio: vestirla, peinarla, estornudar por… –atchís–, por ella, abanicarla, pelarle las ciruelas. ¡Cómo se aburría la pobre Sukimuki.


Una tarde estaba, como siempre, sentada en el jardín papando moscas, cuando apareció una enorme Mariposa de todos colores. Y la Mariposa revoloteaba, y la pobre Sukimuki la miraba de reojo porque no le estaba permitido mover la cabeza.
–¡Qué linda mariposapa! –murmuró al fin Sukimuki, en correcto japonés.
Y la Mariposa contestó, también en correctísimo japonés:
–¡Qué linda Princesa! ¡Cómo me gustaría jugar a la mancha con usted, Princesa!
–Nopo puepedopo –le contestó la Princesa en japonés.
–¡Cómo me gustaría a jugar a escondidas, entonces!
–Nopo puepedopo –volvió a responder la Princesa haciendo pucheros.
–¡Cómo me gustaría bailar con usted, Princesa! –insistió la Mariposa.
–Eso tampococo puepedopo –contestó la pobre Princesa.
Y la Mariposa, ya un poco impaciente, le preguntó:
–¿Por qué usted no puede hacer nada?
–Porque mi papá, el Emperador, dice que si una Princesa no se queda quieta, quieta, quieta como una galleta, en el imperio habrá una pataleta.
–¿Y eso por qué? –preguntó la Mariposa.
–Porque sípi –contestó la Princesa–, porque las Princesas del Japonpón debemos estar quietitas sin hacer nada. Si no, no seríamos Princesas. Seríamos mucamas, colegialas, bailarinas o dentistas, ¿entiendes?
–Entiendo –dijo la Mariposa–, pero escápese un ratito y juguemos. He venido volando de muy lejos nada más que para jugar con usted. En mi isla, todo el mundo me hablaba de su belleza.
A la Princesa le gustó la idea y decidió, por una vez, desobedecer a su papá.
Salió a correr y bailar por el jardín con la Mariposa.
En eso se asomó el Emperador al balcón y al no ver a su hija armó un escándalo de mil demonios.
–¡Dónde está la Princesa! –chilló.
Y llegaron todos sus sirvientes, sus soldados, sus vigilantes, sus cocineros, sus lustrabotas y sus tías para ver qué le pasaba.
–¡Vayan todos a buscar a la Princesa! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y allá salieron todos corriendo y el Emperador se quedó solo en el salón.
–¡Dónde estará la Princesa! –repitió.
Y oyó una voz que respondía a sus espaldas:
–La Princesa está de jarana donde se le da la gana.
El Emperador se dio vuelta furioso y no vio a nadie. Miró un poquito mejor, y no vio a nadie. Se puso tres pares de anteojos y, entonces sí, vio a alguien. Vio a una mariposota sentada en su propio trono.
–¿Quién eres? –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Y agarró un matamoscas, dispuesto a aplastar a la insolente Mariposa.
Pero no pudo.
¿Por qué?
Porque la Mariposa tuvo la ocurrencia de transformarse inmediatamente en un Príncipe. Un Príncipe buen mozo, simpático, inteligente, gordito, estudioso, valiente y con bigotito.
El Emperador casi se desmaya de rabia y de susto.
–¿Qué quieres? –le preguntó al Príncipe con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Casarme con la Princesa –dijo el Príncipe valientemente.
–¿Pero de dónde diablos has salido con esas pretensiones?
–Me metí en tu jardín en forma de mariposa –dijo el Príncipe– y la Princesa jugó y bailó conmigo. Fue feliz por primera vez en su vida y ahora nos queremos casar.
–¡No lo permitiré! –rugió el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
–Si no lo permites, te declaro la guerra –dijo el Príncipe sacando la espada.
–¡Servidores, vigilantes, tías! –llamó el Emperador.
Y todos entraron corriendo, pero al ver al Príncipe empuñando la espada se pegaron un susto terrible.
A todo esto, la Princesa Sukimuki espiaba por la ventana.
–¡Echen a este Príncipe insolente de mi palacio! –ordenó el Emperador con voz de trueno y ojos de relámpago.
Pero el Príncipe no se iba a dejar echar así nomás.
Peleó valientemente contra todos. Y los vigilantes se escaparon por una ventana. Y las tías se escondieron aterradas debajo de la alfombra. Y los cocineros se treparon a la lámpara.
Cuando el Príncipe los hubo vencido a todos, preguntó al Emperador:
–¿Me deja casar con su hija, sí o no?
–Está bien –dijo el Emperador con voz de laucha y ojos de lauchita–. Cásate, siempre que la Princesa no se oponga.
El Príncipe fue hasta la ventana y le preguntó a la Princesa:
–¿Quieres casarte conmigo, Princesa Sukimuki?
–Sípi –contestó la Princesa entusiasmada.
Y así fue como la Princesa dejó de estar quietita y se casó con el Príncipe Kinoto Fukasuka. Los dos llegaron al templo en monopatín y luego dieron una fiesta en el jardín. Una fiesta que duró diez días y un enorme chupetín. Así acaba, como ves, este cuento japonés.
M. E. Walsh, en “Cuentopos de Gulubú”.




“Y aquí se cuenta la maravillosa historia 
del Gatopato y la princesa Monilda”
de María Elena Walsh.



Una vez, en el bosque de Gulubú, apareció un Gatopato.
¿Cómo era?
Bueno, con pico de pato y cola de gato. Con un poco de plumas y otro poco de pelo. Y tenía cuatro patas, pero en las cuatro calzaba zapatones de pato.
¿Y cómo hablaba?
Lunes, miércoles y viernes decía miau.
Martes, jueves y sábados decía cuac.
¿Y los domingos?
Los domingos, el pobre Gatopato se quedaba turulato sin saber que decir.
Una mañana calurosa tuvo ganas de darse un baño y fue hasta la laguna de Gulubú.
Toda la patería lo recibió indignada.
 -¿Qué es esto? -decían los patos- , ¿un pato con cola de gato?
Y como era lunes, el Gatopato contestó miau.
¡Imagínense!
¿Se imaginaron?
Los patos se reunieron en patota y le pidieron amablemente que se marchara, porque los gatos suelen dañar a los patitos.
Y el pobre Gatopato se fue muy callado, porque si protestaba le iba a salir otro miau.
Camino hasta un rincón del bosque donde los gatos estaban en asamblea de ronrón, al solcito.
Y como el Gatopato los saludó diciendo miau, lo dejaron estar un rato con ellos,
pero sin dejar de mirarlo fijamente y con desconfianza.
El pobre Gatopato se sintió muy incómodo entre gente tan distinguida.
Muchos días pasó el pobre completamente turulato y llorando a cada rato adentro de un zapato. Hasta que una tarde paso por el bosque la princesa Monilda, toda vestida de organdí, y lo vio, llorando sin consuelo, a la sombra de un maní.
-¡Qué precioso Gatopato! – dijo la princesa.
-¿De veras te parezco lindo, Princesa? – preguntó el Gatopato ilusionado.
-¡Precioso, ya te dije! – contestó la princesa.
-Sin embargo, aquí en el bosque nadie me quiere- se lamentó el Gatopato.
-Si quieres, yo te puedo querer – le dijo la princesa cariñosa.
-Sí, quiero que me quieras – dijo el Gatopato- , siempre que tú quieras que yo quiera que me quieras, Princesa.
-Yo sí que quiero que quieras que yo te quiera – respondió la Princesa.
-¡Qué suerte! – dijo Gatopato.
-Hacía años que quería tener un Gatopato en mi palacio, dijo la Princesa.


Y lo alzó delicadamente, le hizo mimos y se lo llevó al palacio, donde el Gatopato jugó, trabajó, estudió y finalmente se casó con una sabia Gatapata.
La princesa cuidó a toda la familia Gatipatil, dándoles todos los días una rica papilla de tapioca con crema Chantilly.
Y todos vivieron felices hasta la edad de 99 años y pico.
Y de este modo tan grato
se acaba el cuento del Gatopato.
María Elena Walsh

18/07/2020



JUEGOS PARA NIÑOS Y NIÑAS EN CASA, UNA MUY BUENA FORMA DE PASAR EL TIEMPO.

El juego constituye un aspecto fundamental en la vida de los niños y niñas, pues además de que les divierte y les ayuda en su desarrollo, les invita a estar activos y activas  y en constante movimiento y aprenden, comparten y colaboran con otros y otras menores.
Los juegos para los niños y niñas  también son muy importantes porque permiten que fomenten su imaginación, exterioricen sus emociones, desarrollen nuevas habilidades y descubran el mundo por sí mismos.
Lo mejor de quedarse en casa es que puede ser una excelente oportunidad para pasar un rato en familia a través de las actividades en casa para niños y niñas. Pasar un rato en casa también puede ser enormemente divertido para lxs más pequeñxs. En la mayor parte de los casos, todo consiste en dejar volar la imaginación.
Divertirse y reír juntos, estrechar lazos… todo ello es imprescindible, descubrirán que muchas veces lxs adultxs se acaban divirtiendo incluso más que los niños y niñas con todos los juegos que creen juntxs.
Otra ventaja de los juegos en casa para los niños y niñas es que son una buena oportunidad para introducir contenidos didácticos. En la calle, en la plaza, saltan, corren, brincan… y eso está muy bien, por supuesto, pero en casa podemos aprovechar para proponerles algún juego que no solo los divierta, sino que además contribuya a su desarrollo.

JUEGOS PARA NIÑOS DE 3 AÑOS

1. ROMPECABEZAS
Los rompecabezas aportan numerosos beneficios para los niños de cualquier edad: permiten desarrollar la destreza, la coordinación ojo – mano, el pensamiento estratégico, la tolerancia, la frustración. Los 3 años son la edad perfecta para iniciarse en el fascinante mundo de los rompecabezas, que ayudará a los niños y niñas a aprender sobre formas, objetos y a ejercitar su memoria.
Lo ideal es comenzar con rompecabezas muy sencillos, e ir aumentando la dificultad a medida que el niño o la niña se vaya acostumbrando al juego y vaya adquiriendo destreza.
2. JUEGOS DE ROL
Este tipo de juegos para los niños y niñas, al igual que los rompecabezas, son muy beneficiosos, pues comienzan a introducirles en el mundo que les espera y a aumentar su conocimiento sobre ellxs mismos.
Y es que convirtiéndolos en policías, odontólogas, médicos o bomberos será un estímulo para su creatividad y la imaginación.
3. MANUALIDADES
Las actividades artísticas también son importantes para los niños y niñas de 3 años, pues les ayuda a crear y a desarrollar el sentido del tacto.
La plastilina, hacer figuras de papel o cartón, y pintura con colorantes de comida, témpera, agua y harina, son algunas alternativas.
4. EL ESCONDITE
Este juego para los niños y niñas  es perfecto para aquellos de 3 años, pues, además, que sirve como ejercicio físico, les ayuda a sentirse independientes y a pensar de forma estratégica. 
Pueden divertirlxs aún más si fingen que no lxs encuentran aunque realmente lxs hayan visto, o si se esconden adrede en lugares absurdos.
5. CIRCUITO CON OBSTÁCULOS
Los juegos al aire libre son también una buena opción para los niños y niñas  de 3 años. Les ayudará a desarrollar su imaginación y a pasar un momento genial. 
6. VASOS LOCOS 
Los juegos para los niños y niñas  como este ayudan a desarrollar la memoria visual de lxs menores. Consiste en colocar un objeto dentro de uno de los tres vasos y moverlos de tal forma que, el niño o niña debe adivinar dónde está el objeto. 
7. DESAFIANDO EL OLFATO
Este tipo de juego ayuda a desarrollar el sentido del olfato en los niños y niñas. Cubrir los ojos, dejar que huela objetos o alimentos con olores fuertes  y pregúntale qué es. 
8. LA BÚSQUEDA DEL TESORO
Un clásico que nunca pasa de modo. Este tipo de juego sirve como ejercicio físico y para que el niño o niña haga volar su imaginación, pues puede elaborar una historia fantástica que le sirva de estímulo a la hora de buscar un objeto. 
9. LA HORA DEL BAÑO
El baño de los niños y niñas también puede ser un momento ideal para jugar. Con este juego se puede reforzar las partes del cuerpo y enseñarle la temperatura tocando agua caliente, fría o tibia. 
10. IDENTIFICAR EMOCIONES
Las emociones son una parte fundamental de la personalidad, por lo que jugar con ellas puede ser muy beneficioso para los niños y niñas. Crear caras de cartulina con expresiones de tristeza, alegría, enfado, miedo; y luego proponer a los niños y niñas identificar cada una.

JUEGOS PARA NIÑOS DE 4 AÑOS

1. JUEGO DE ADIVINANZAS PARA COLOREAR
Este tipo de juego para los niños y niñas ayuda a estimular la motricidad, la atención, la concentración y la creatividad. 
El juego consiste en que un adulto lea adivinanzas y los niños y niñas deberán adivinar. El ganador colorea el animal que ha adivinado. 
2. JUEGO DE MEMORIA
Ayuda a potenciar el desarrollo cognitivo de los niños y niñas. 
Pueden mostrarles a los niños y niñas una ilustración y pedirle que se fijen bien en ella. Después le preguntarán, por ejemplo, de qué color era un objeto determinado.
3. PISAR PAPELES
Este juego sirve para que los niños y niñas ejerciten su sentido del equilibrio. Esparcir un montón de papeles en el piso y los niños y niñas deberán saltar de hoja en hoja, pero sin poner los dos pies en el suelo. 
4. INVENTAR UN CUENTO 
A los niños y niñas les encanta que les lean cuentos, pero también pueden jugar a que ellxs mismos los creen. Este juego les ayudará a desarrollar su creatividad e imaginación. 
5. ¿SUAVE O RUGOSO?
Dentro de una bolsa se colocan varios objetos como algodón, esponjas, medias, guantes, etc., y los niños y niñas deben identificar si se trata de un objeto suave o rugoso.
6. DENTRO Y FUERA
Este juego infantil es muy divertido. Consiste en dibujar un cuadrado en el piso y comenzar a decir 'dentro o fuera' para que los niños y niñas salten de un lado a otro conforme la orden que reciben. 
7. BINGO PARA PEQUEÑXS
Repasar los números con los niños y niñas suele ser muy divertido. El bingo para pequeñxs de 4 años solo tiene números del 0 al 9 y un premio de dulces como gomitas o caramelos! 
8. DIBUJAR
A todos los niños y niñas les gusta dibujar desde muy pequeñxs y es una manera excelente de desarrollar su imaginación y creatividad. Anima a los niños y niñas a que dibujen lo que quieran y luego ustedes prueban adivinar qué es.
9.  GALLINITA CIEGA 
Este juego consiste en que un niño o niña se debe de tapar los ojos con un pañuelo y, tras darle vueltas al ritmo de una canción, tiene que atrapar a lxs demás.
10. JUGAR A LOS BOLOS
Ayuda a que los niños y niñas pongan a prueba su fuerza. Para este juego se debe poner unas botellas de plástico vacías a una distancia considerable, y con una pelota de plástico intentar tumbarlas. 
11. JUEGOS DE MÍMICA
Lo habitual es hacerlo con películas (y así será más sencillo para los niños y niñas), pero también se pueden elegir animales o cualquier otra cosa. Divídanse en dos equipos y representen, utilizando solo sus cuerpos y sonidos, los conceptos que vayan escogiendo. El otro equipo deberá adivinar lo que está viendo, por supuesto. ¡Risas aseguradas! Y, además, una excelente forma de ejercitar la imaginación y la creatividad de lxs más pequeñxs.

JUEGOS PARA NIÑOS DE 5 AÑOS

1. A ROMPER EL GLOBO 
Los juegos con globos son divertidísimos, ¡sobre todo cuando explotan! Atar un globo al tobillo de cada niño y niña. Al son de la música salen a la pista. El juego consiste en pisar el globo del contrario, salvando el propio. Los  niños y niñas que pierden su globo salen de la pista. Gana el último o última en conservar su globo.
2. EL TELÉFONO DESCOMPUESTO 
Sin son varios niños y niñas este juego es una alternativa muy divertida. Consiste en decir una frase difícil de recordar y luego cada participante deberá susurrar la palabra al oído del compañero o compañera más cercano/a hasta que llegue al final de la fila. Ganará el equipo que mejor haya recordado las palabras iniciales.
3. ESTATUAS
Los juegos para niños y niñas  como este ayudan a reforzar el equilibrio. Consiste en poner música para que lxs pequeñxs bailen y, al detenerla, éstxs deberán quedarse quietxs como estatuas, hasta que la música vuelva a sonar y puedan seguir bailando. 
4. LIMBO 
Este juego consiste en que al ritmo de la música hay que intentar pasar por debajo de una barra, doblándose lo máximo posible. A medida que se supere una altura, se va bajando la barra.
5. CONSTRUCCIONES
Les ayudará a desarrollar su imaginación y a aprender sobre formas. 
6. ¿EN QUÉ ANIMAL ESTOY PENSANDO?
Este juego se basa en las preguntas que se tiene que realizar para adivinar el animal en el que estamos pensando. Como por ejemplo: ¿tiene cuatro patas? ¿tiene pico? ¿es grande?, etc. Cada participante hace una pregunta y trata de adivinar el animal. Solo se puede responder con si o no. 
7. DIBUJAMOS CON LAS MANOS Y LOS PIES 
Otra actividad muy divertida en esta etapa y que les servirá para el desarrollo de la motricidad fina es dibujar con las manos y los pies. 
8. ESCRIBIMOS EN LA ARENA
Este juego nos ayuda al desarrollo de la motricidad fina. Consiste en usar nuestros dedos para hacer dibujos en la arena o escribir letras en la arena. 
9. CARRERA DE EMBOLSADOS
Además de ser sencillo de jugar, es ideal para jugarlo en familia y hacer competencias. Todos los participantes deben colocarse en línea recta e introducir sus pies dentro de una bolsa. Luego deberán saltar hasta llegar a la meta. 
10. ADIVINA Y ENCUENTRA
Se trata de un ejemplo típico de juego en casa para los niños y niñas con el que, además de divertirse, adquirirán toda una serie de habilidades muy beneficiosas para su desarrollo cognitivo.
Algo tan sencillo como ocultar un objeto en la habitación: en un armario, dentro de un jarrón o en un estante. Después, los niños y niñas deberán encontrarlo haciéndote preguntas como «¿está debajo de la cama? ¿Está dentro del armario? ¿está cerca de la puerta? «.  Luego probar a intercambiar los roles, algo que les encantará a tus hijos.
11. PUNTERÍA
Utilizando una cartulina blanca, los niños y niñas deben dibujar tiras anchas, después colorearlas y recortarlas. Luego, con pegamento, unir los extremos de las tiras hasta formar varias anillas.
El juego no termina aquí. Es en este momento donde pueden entrar en acción. Dan vuelta una silla, y el juego consistirá en introducir las patas de la silla dentro de las anillas. Por cada pata de la silla introducida, se asignarán un número de puntos. También pueden distribuirse los puntos, según el colorido que hayamos dado a las anillas.
12. ¿QUIÉN SE HA IDO?
Éste es uno de los grandes clásicos de juegos de memoria para los niños y niñas. Colocar algunos objetos en una bandeja o mesa (comenzar con cuatro y luego aumentar gradualmente). Los niños y niñas los mirarán durante unos segundos, luego deben girarse de espaldas y quitas uno. Deben adivinar cuál es el objeto que falta.
13. BAILE DE DISFRACES
Los disfraces son una opción muy divertida para que los niños y niñas se diviertan. Preparar varios baúles o cajas con prendas viejas o algunas que hayan elaborado con retazos o papeles para la ocasión: faldas, pantalones, camisas, pelucas, sombreros, extravagantes collares y adornos para el pelo… Poner  música y proponer a los niños y niñas que cada unx tendrá que agarrar una prenda de cada baúl o caja y ponérsela antes de que pare la canción.
14. TRANSFORMAR UNA CAJA DE CARTÓN….
Este juego es una actividad muy divertida para todxs. Con algo de imaginación y una gran caja de cartón pueden hacer muchas cosas. Se trata de recortar la caja y decorarla como si fuese una casa, un cohete espacial, una granja, un castillo o cualquier cosa que se les ocurra. Pueden dibujar en la caja, usar pegatinas, stickers, figuritas, recortes de revistas, etc. Los niños y niñas disfrutarán creando su lugar mágico y podrán representar muchas situaciones.
15. PISAR PAPELES.
Este juego es muy útil para favorecer el desarrollo psicomotor. Se trata de colocar papeles en el suelo, separados a cierta distancia siguiendo un camino. La distancia debe ser la adecuada según la edad del niño/a. Se trata de ir pisando los papeles y no pisar el suelo. Podemos incluir en el juego el formato de juego simbólico para motivar a lxs niños/as, les decimos que estamos jugando a lxs piratas y que los papeles son rocas en el mar, el suelo es el agua, y no podemos caernos al agua.
15. PISAR TEXTURAS.
Las actividades sensoriales son muy importantes sobre todos para los niños y niñas, conozcan el mundo a través del tacto y la manipulación de los objetos. Para estimularlos a diferenciar las texturas diferentes, y darles un nombre a las sensaciones que estas provocan, podemos construir este sencillo juego infantil.
Una buena opción es colocar diferentes recipientes en el suelo y colocar diferentes objetos en cada uno, para que sean diferentes texturas en cada recipiente. Por ejemplo arena, hojas, piedrecitas, agua, caracoles, plástico de burbujitas, plumas, terciopelo, telas, papeles, etc….todo lo que se nos ocurra que podamos notar con los pies. Primero, los niños y niñas podrán experimentar tocándolos y describiendo las sensaciones que perciben, dándoles un nombre: suave, rugoso, áspero, duro, etc.
Se trata de poner una venda en los ojos del niño o la niña (o simplemente pedirles que cierren los ojos) y, dándoles la mano, ayudarles a recorrer el camino de las diferentes texturas. También podemos adaptar el juego simbólico para este juego, por ejemplo les decimos que vamos a jugar a los exploradores y que vamos a pasar por diferentes sitios que tienen que adivinar lo que están pisando y poner nombre al sitio (como por ejemplo el valle del otoño, para la parte llena de hojas, etc.).
16. LA BÚSQUEDA DEL TESORO
Un clásico que nunca pasa de moda. Es una variante del escondite, pero la diferencia principal es que lo que esconderemos será un objeto, y podremos acompañarlxs mientras lo buscan y apoyarlxs con pistas y consejos.
Pueden elaborar una historia fantástica que les sirva de estímulo (tal vez un tesoro pirata, el escondite de un mago…) y haga volar su imaginación. Incluso podrían acompañarla de pistas misteriosas, dibujar un pequeño mapa… Verán cómo no paran hasta dar con el tesoro.

SILVINA